Este día se conmemora en relación a la Madre Teresa de Calcuta y al valor del amor fraternal por el que bregó toda su vida.

Por Ana Roche y Agencia DIB
Cada 5 de septiembre se celebra el Día Mundial del Hermano, en homenaje a la Madre Teresa de Calcuta, quien falleció el 5 de septiembre de 1997. En su honor, también se considera el Día de la Solidaridad.
En definitiva, la fecha se vincula al amor fraternal, tanto con los hermanos de sangre como con los que se cosechan a lo largo de la vida. Es una invitación a ver al prójimo, a quien tengo al lado, como un igual.
En tanto, en Argentina, el Día de los Hermanos se instauró un 4 de marzo a través de las redes sociales, y año tras año, se fue consolidando. No obstante, no tiene un fundamento basado en hechos reales o en el homenaje a alguien en particular.
Santa Teresa de Calcuta (1910-1997), figura protagónica del siglo XX, quien, a través de los valores del Evangelio, se convirtió en servidora de “los más pobres entre los pobres”, según sus propias palabras, haciendo frente de manera efectiva a la indiferencia y el abandono que sufren los más débiles en el mundo moderno.
Anjezë Gonxhe Bojaxhiu, tal su nombre real, nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, Albania (hoy territorio de Macedonia). Como Teresa de Calcuta dio una lección a la humanidad de cómo entender la pobreza y cuál debe ser la forma de enfrentarla: pensar en el otro desde el amor fraternal.

En 1979, la Madre Teresa recibió el Premio Nobel de la Paz por su labor tendiendo puentes para acercar a pueblos y culturas. Ella, una mujer católica residente en India, un país de mayoría hindú y musulmana, había logrado la unión ciudadana en torno a una causa común: la defensa del ser humano y su dignidad incondicional.
La Madre impulsaba esta tarea con tal fuerza que logró conmover al mundo entero. Hizo visible al desamparado, al desprotegido, olvidado o rechazado, pero al mismo tiempo generó cadenas de solidaridad de dimensiones globales. Demostró que el discurso pierde valor si no se pasa a la acción, y que esa acción solo es posible si está sustentada en la oración, porque solo esta mantiene encendido el fuego del amor.
La Madre Teresa fue beatificada por San Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003, y la canonización llegó 13 años después y fue realizada por el Papa Francisco con ocasión de la celebración del “Jubileo de los voluntarios y operarios de la misericordia”. (DIB)