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viernes 10 octubre 2025

Una noche mágica en Chamula

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La velada del viernes comenzó alrededor de las 21.30 con Pancho Fuentes y cerró con Paraná Berreta, el plato fuerte de la noche.

Cuando hablamos de espectáculos, la magia dista mucho de los simples trucos de película habituales sino que se refiere a esa alquimia que se produce entre el público y el artista, y eso fue lo ocurrido el viernes por la noche en el galpón ubicado en Maipú 3756.

Pero para que eso ocurriera, muchos de los condimentos flotaban en el ambiente. La noche, calma, se prestaba para acompañar. El público lentamente fue ocupando sus lugares, mientras algunos chicos correteaban por el espacio y dejaban oír sus vocecitas. Tampoco faltaron alguna bebida espirituosa ni comidas ricas para atenuar la ansiedad previa al espectáculo.

En principio, Pancho Fuentes corrió el telón para sentarse sobre el tablado y generar un cálido clima con canciones propias y versiones, donde expuso su arte, con buen manejo de la guitarra y una genuina interacción con la gente, que acompañó con palmas e improvisó algunos pasos de baile.

En segundo turno, ya casi sin intervalo, Paraná Berreta se paró sobre el tablado y su remera con la imagen de Cafrune era una declaración de principios a la que se ciñó en toda su presentación.

Según explica el intérprete en su página de Spotify, “Paraná Berreta es la banda liderada por Pedro Berreta, un proyecto donde el folklore se revitaliza con frescura y audacia. Su repertorio es un abanico de composiciones propias y versiones reinventadas de artistas icónicos como Indio Solari, Ricardo Iorio y José Larralde, entre otros. Con un sonido que respeta la tradición pero se atreve a expandirla, la banda ofrece una experiencia musical que conecta con nuevas generaciones sin perder la esencia del género”.

Así, Pedro desgranó composiciones propias que alternó con otras de los compositores donde abreva su esencia, como Carlos Gardel, y esa mixtura llevó con  naturalidad al acompañamiento de palmas sin necesidad que el artista lo solicitara. En el final, abandonó el micrófono para pasearse entre el público y dedicar las últimas canciones a San Martín, con un sentido de la milonga que no deja de remitir a Alfredo Zitarrosa.

Luego el final, una vez terminado el espectáculo, se abrieron los portones del galpón para amalgamar el espacio interno con el patio delantero, pero esa ya es otra historia.

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