El músico, de 74 años, vivía en Río de Janeiro desde fines de los ’60. Su deceso se produjo por un ataque de hipertensión.

Por Agencia DIB
El guitarrista Kay Galifi, miembro fundador de Los Gatos, murió este domingo 7 de septiembre en Río de Janeiro, Brasil, donde residía desde muchos años atrás. La noticia fue confirmada por su sobrino Alejandro Bassini. El músico no cursaba ninguna enfermedad y su deceso se produjo por un ataque de hipertensión.
Gaetano “Kay” Galifi tenía 74 años, y su aporte en la seminal banda está documentado en los discos “Los Gatos” (1967), “Los Gatos II” (1968) y “Seremos amigos” (1968), en los que junto a Litto Nebbia, Oscar Moro, Ciro Fogliatta y Alfredo Toth sentó las bases de un rock infeccioso y psicodélico.
A ese sonido contribuyó con una Hamstrong a la que le sacaba sonidos imposibles, por raros y punzantes.
“Él estaba viviendo en Río de Janeiro. Estaba hablando con el encargado de su edificio, y tuvo un cuadro de hipertensión. Después de que lo internaron, sufrió un edema pulmonar”, contó Bassini a La Nación.
Gaetano, Cayetano, Kay
Gaetano Galifi había nacido en Sicilia, Italia, en 1948. Apenas dos años después su familia cruzó el océano para buscar un nuevo destino en la Argentina. En Rosario, su nombre cambió por el de Cayetano, instancia en que se volvió objeto de bromas en la escuela y entre los chicos del barrio. “Por eso, cuando llegué a la provincia de Buenos Aires, me rebauticé como Kay”, recordaría.
Creció en una tierra donde el folclore y el tango rivalizaban desde la esencia de la nación. “Me gustaba mucho la guitarra… a los once años hice amistad con un grupo que tocaba ese estilo. Empecé a asistir a los ensayos. Pedí que me enseñaran algunos acordes”, rememoró en charla con la revista brasileña Senhor F. Esas primeras melodías marcaron su camino.
Hasta ese momento, todo era folklore para el joven. Pero un día, en la tienda de su padre en Rosario, Cayetano descubrió en la radio a Los Teen Tops, el grupo mexicano que castellanizó versiones de los primeros clásicos del rock.
“Cuando escuché ese sonido de la Strato, me volví loco… Fui a verlos tocar en el auditorio de la radio, pero no pude entrar porque había mucha gente. Por suerte, logré verlos después en un club. Al ver a los tipos tocando en el escenario, todo aquel clima, enloquecí y pensé ‘es eso lo que yo quiero’. Entonces le hice unos agujeros a mi guitarra, le puse dos cositas, un pedazo de hilo y pasé a tocarla como si fuese una guitarra eléctrica’”, relató después.
De Los Halcones a Los Gatos
En esas jornadas conoció a Oscar Moro y junto a un joven pianista de apellido Di Domenico formaron Los Halcones. Kay tenía apenas trece años.
Luego, tocaron con Johnny Tedesco, quien lo definió sin rodeos: «Como guitarrista era un adelantado para la época. Le sacaba un sonido a la guitarra como nadie acá. Tenía una guitarra Hamstrong, mucha onda y sabía todos los yeites“.
Tras terminar el secundario, Galifi entró a estudiar medicina en la Universidad Nacional de Rosario. De lunes a viernes estudiante ejemplar, pero los fines de semana, músico incansable en fiestas y festivales.
El encuentro con Litto Nebbia y Ciro Fogliatta torció todos los planes. En esos años, ambos tocaban en Los Gatos Salvajes, una de las bandas estables del programa Escala Musical. La historia se aceleró en 1966: Galifi y Moro dejaron Rosario, viajaron a Buenos Aires y se sumaron a Nebbia, Fogliatta y Alfredo Toth. Así nacieron Los Gatos.
La Cueva
Un año después, la banda conquistó La Cueva, mitológico local de la movida porteña, punto de encuentro para músicos y fanáticos donde el rock nacional comenzaba a dar sus primeros pasos. “La Cueva fue muy importante para todos, porque ahí conseguimos reunirnos, tocar y probar. Cuando salíamos, si era verano nos íbamos a una plaza, y si era invierno nos íbamos a un bar, y nos quedábamos hasta las 8 de la mañana. En esas guitarreadas yo cantaba mis canciones y Moris, Javier y Tango cantaban las suyas. Esa época fue bastante parecida a la del tango”, relató el guitarrista a Víctor Pintos.
Al poco tiempo, la RCA Victor apostó por el sencillo «La Balsa», compuesta por Litto —con coautoría de Tanguito— y la canción se convirtió en punta de lanza para el movimiento beat en Argentina.
Principio y final
El guitarrista participó en los tres primeros álbumes de Los Gatos. Luego de “Seremos amigos” (1968) -donde Galifi firmó el tema “Quizás no comprendan”-, la primera formación del grupo se disolvió. Mientras Nebbia se lanzó como solista, Galifi decidió recorrer otro camino junto a sus compañeros y realizaron una gira por Estados Unidos en 1969, tras la cual él eligió un destino inesperado: Río de Janeiro. En esa ciudad echó raíces, vivió y murió.
En Brasil, en tanto, Galifi recuperó su nombre legal (Gaetano Galifi) y se refundó como músico. “Allá comencé a tocar en varios conjuntos de rock, que no era muy fuerte en Río, porque la música brasilera llena todo. Entonces empecé a tocar la música brasilera, samba, bossa nova, latin jazz, hasta que después de un tiempo comencé a tocar música clásica, a estudiar la lectura y esas cosas, y terminé pasándome a la música clásica. Cambié de instrumento, de guitarra eléctrica a acústica, y comencé a componer”, reveló a Página 12 en 2007.
A fines de los ’60 y ya en Río, Kay Galifi integró el grupo de bossa nova Impacto 8; entre 1971 y 1972, el de rock Analfabitles; y a mediados de la década del ‘70, fundó el grupo Quase. En todos los casos sin alcanzar la popularidad, lo que hizo que se divorciara y cayera en una extrema depresión por varios años.
“Me separé en 1975 y me metí en la religión, estudié yoga, teosofía y me hice astrólogo. Algo que, por otra parte, fue lo único que me hizo bien. Pero llegó un punto en el que para mí nada más existía, y fui abandonándolo todo”, detalló.
En 2006, Litto Nebbia y Ciro Fogliatta lograron encontrar a Kay Galifi tras 38 años sin contacto. Iniciaron una corriente de mails cargados de nostalgia que desencadenó en un reencuentro en el escenario. El regreso de Los Gatos a Rosario, cuarenta años después de La Balsa, fue un hito: el grupo cerró un festival gratuito en la plaza San Martín, tocó en Buenos Aires y recorrió el país y Latinoamérica. (DIB)